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El arpa es uno de los instrumentos musicales más
antiguos, pues se conocen grabados de civilizaciones antiguas en las que
aparecen especies de arpas y de otros instrumentos de parecidas
características. Por ello históricamente son muchos los tipos de arpas que ha
habido. El arpa moderna es de gran tamaño, con numerosas cuerdas y con siete
pedales. Puesto que este modelo de arpa es un instrumento diatónico, es decir,
que no puede interpretar notas alteradas simplemente con las cuerdas, requiere
de unos pedales para alterar la afinación de las cuerdas y poder así emitir las
notas alteradas.
De manera similar a la guitarra, el arpa ha sido
tradicionalmente y sobre todo un instrumento solista, así como un buen
acompañante en música de cámara e incluso vocal. Sin embargo, desde la segunda
mitad del siglo XIX, y sobre todo en el siglo XX, este instrumento se ha
convertido en uno de los habituales de cualquier gran orquesta sinfónica, donde
a menudo intervienen por parejas, y proporciona un colorido sonoro que se añade
y combina de forma idónea con el de la orquesta en su conjunto, o con algunas
de sus secciones instrumentales.
La forma de tocar este instrumento es sentado,
colocando un brazo a cada lado del mismo (como si de un abrazo se tratara), de
tal manera que los brazos quedan completamente libres para poder acceder desde
la primera a la última cuerda, aunque, como sucede en otros instrumentos, a
menudo la mano derecha pulsa preferentemente las cuerdas agudas (las más
cortas) mientras la izquierda hace lo mismo con las más graves (las más
largas).