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El contrabajo es el instrumento más grave de la
familia, y también el de mayor tamaño. Su forma de ejecución es similar al
violonchelo, pero en este caso el intérprete debe estar, o bien de pie, o bien
sentado sobre una silla alta, puesto que la altura total del instrumento suele
sobrepasar la de una persona.
Aunque no faltan ejemplos musicales en los que el
contrabajo actúa como solista, aunque sea circunstancialmente, en realidad su
auténtica contribución a la música se encuentra al actuar como sostén grave de
toda la estructura sonora de la orquesta sinfónica, puesto que es el más grave
de todos los instrumentos de la orquesta.
La afinación de sus cuerdas es la siguiente, si
bien hay que tener en cuenta que sus sonidos reales suenan una octava más baja
de lo que realmente se escribe en la partitura:
El contrabajo puede llegar a tener una extensión
de algo más de tres octavas, si bien sus sonidos agudos resultan de un timbre
metálico y algo desnaturalizados, pues su sonido más auténtico y natural se
encuentra en el registro grave.