Música Viva

 

 

 

Agrupaciones de cámara

 

 

 

 

La melodía acompañada puede entenderse como una variante de la textura homofónica. Tal y como puede verse en el siguiente dibujo, en este modelo existe una melodía principal que se interpreta en una voz (a menudo la voz superior), mientras que el resto de las voces acompaña a esa voz principal ejecutando algún diseño rítmico mediante el cual se desarrolla la armonía de la obra. Por ello, puede considerarse como una textura homofónica en la cual las voces acompañantes no se limitan a hacer los acordes a un ritmo similar al de la melodía principal, sino que por contra imponen al conjunto su propio ritmo.

 

 

 

VOZ PRIMERA

 

 

 

 

 

 

 

 

OTRAS VOCES

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Esta textura empezó a ser ampliamente utilizada desde el siglo XVIII. Por su flexibilidad y trasparencia, la melodía acompañada es la textura que más predomina en la mayoría de la música de carácter popular. La canción como forma musical tanto culta (tipo lied) como popular, ha hecho uso de esta textura de manera habitual.

 

En definitiva, esta es la textura ideal para aquella música, tanto vocal como instrumental, en la cual el interés principal de la obra esté centrado en una única melodía que deba destacar por encima de todo, mientras que el resto de voces (habitualmente instrumentales) tienen la labor de aportar la riqueza rítmico-armónica. Para que no quede este tipo de música exageradamente desnuda con tan sólo una melodía y un acompañamiento, a menudo suele aparecer en determinados momentos una segunda melodía (o contracanto) que aporta variedad y contraste. Encontrar más de dos melodías en este tipo de textura ya es algo bastante extraño.

 

En el Andante de la sonata K. 545 de Mozart, mientras la mano derecha es la que interpreta la melodía, la mano izquierda la acompaña con un diseño típicamente clásico denominado “bajo de Alberti”:

 

 

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ANDANTE  DE  LA  SONATA  K.  545

 

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