Los
instrumentos de viento-metal pueden emitir también una diversidad de
sonoridades, tal y como ocurre con los instrumentos de cuerda y los de
viento-madera. Alguno de estos efectos son parecidos a los de aquellos otros instrumentos,
mientras que otros son característicos de esta sección. Uno
de los efectos más característicos es el uso de sordinas. En otro tipo de
instrumentos también se emplean, sobre todo en instrumentos de cuerda, y
raramente en alguno de viento-madera. Pero mientras que en la mayoría de los
instrumentos el objeto de la sordina es básicamente atenuar la potencia
sonora, en los de viento-metal se consiguen además timbres variados y muy
característicos, entre otras razones porque pueden emplearse diversos tipos
de sordinas, y cada una de ellas proporciona una sonoridad diferente. Además,
también resulta curioso destacar que una misma sordina puede obtener en estos
instrumentos efectos diferentes según se toque piano o se toque fuerte. La sordina
es por tanto un pequeño artilugio que se coloca en el interior del pabellón
de estos instrumentos (trompeta, trombón, tuba, etc.) para conseguir así
variar su timbre. Los hay de diferentes tipos, sobre todo para la trompeta,
que ha sido el instrumento para el cual más se ha experimentado con estos
artilugios. Para la trompa, aunque también existen sordinas, puesto que su
forma de tocarla es con la mano introducida en el pabellón, una de las formas
más tradicionales de conseguir diversos efectos en este instrumento es
precisamente situando la mano en diversas posiciones (más hacia dentro, más
hacia fuera, más abierta, más cerrada, etc.). Al
igual que en otros instrumentos también es posible en los de viento-metal la
ejecución de glissandi. Así puede hacerse en la trompeta y en la trompa,
siempre en intervalos pequeños. Sin embargo, no hay mejor instrumento que el
trombón para conseguir este efecto, pues precisamente por ser el único que
emplea el mecanismo de vara, consigue con él que el glissando resulte muy
característico y de gran efecto. |