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El órgano es un instrumento de teclado muy
diferente al piano y al clave, pues en este case no existe intervención alguna
de cuerdas, sino que se trata de tubos que suenan por el efecto del aire. Por
tanto, aunque aquí lo incluyamos como instrumento de teclado que es, en
realidad por su mecanismo sonoro es a todos los efectos un instrumento de
viento.
El órgano es también un instrumento muy antiguo,
por lo que a lo largo de los siglos ha sufrido una profunda evolución.
Antiguamente eran muy populares algunos modelos de órganos caseros (de escasas
dimensiones), e incluso los había que podían transportarse. Pero hoy en día
casi todos asociamos este instrumento a las grandes iglesias. Allí es donde
suelen encontrarse los órganos mayores, en cuanto a potencia y variedad
tímbrica. Porque una de las características de los órganos es que no tienen un
único sonido, sino que tienen la posibilidad de sonar de diferentes maneras,
según la cantidad de tubos de los que dispongan con esos diferentes timbres.
Mediante un mecanismo de botones el instrumentista programa en cada momento qué
tipo de sonoridad quiere obtener en función de los tubos que active.
En épocas pasadas la forma de obtener la
corriente de aire necesaria para que un órgano sonara era de forma manual, con
lo que resultaba bastante difícil a veces conseguir una uniformidad de sonido.
Hoy día no existen problemas, pues motores eléctricos perfectamente acoplados
al instrumento son los que garantizan una correcta fuente de aire, así como se
dispone de complejos mecanismos de programación de registros que hacen del
órgano que sea la auténtica joya de muchas catedrales y grandes iglesias.
Además, estos órganos modernos pueden disponer de hasta cuatro teclados.
El órgano puede ser considerado el más
polifónico de los instrumentos musicales, pues incluso existe un teclado
(llamado pedalero) que se toca con los pies, emitiendo normalmente los sonidos más
graves. Por ello, el órgano es el instrumento solista por excelencia,
existiendo un amplio repertorio para su lucimiento en todos los estilos
musicales, desde la Edad Media hasta nuestros días. Como instrumento de cámara
no ha sido muy habitual, aunque a veces sí se ha empleado como acompañante
sobre todo de instrumentos de vientos. Sin embargo, al igual que el clave, sí
ha sido un componente habitual de las primeras pequeñas orquestas barrocas, así
como su intervención en las iglesias junto a otros instrumentos o voces, o bien
alternando con ellas, ha sido algo habitual en gran cantidad de música, tanto
religiosa como profana.