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A finales del siglo XIX encontramos ya la gran orquesta
sinfónica, de enormes proporciones, tal y como será empleada en muchas obras
del siglo XX y hasta nuestros días. En esta orquesta los instrumentos de viento
madera pasan de ser tres a ser cuatro de cada tipo, y en algunas ocasiones
incluso más. En los metales se emplean al menos seis trompas, y como mínimo
tres trompetas, aunque no falta repertorio musical para muchas más de tres
trompetas. Los trombones siguen siendo aquí tres o a veces cuatro, y en
ocasiones para reforzar aún más los graves se emplean dos tubas en vez de una.
Junto a una cuerda muy numerosa, los instrumentos de
percusión se emplean en esta plantilla orquestal de forma masiva,
proporcionando una variedad tímbrica no utilizada hasta entonces en la
orquesta. Arpa y/o piano se suelen incorporar también de manera permanente.